Muchos han visto la película “El lobo de Wall Street”, estrenada en 2013, dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Leonardo Di Caprio. En la película, personas inescrupulosas hacen dinero sin reparo de las leyes o de la ética. Pero pocos conocen la historia del personaje conocido como “el lobo de Wall Street Malasio”, Jho Low, y del escándalo judicial en el que está envuelto junto a la compañía Malaysia Development Berhad (1MDB), una empresa que administra fondos soberanos de Malasia. Reconocido juerguista, financista, amante del arte y dueño de una cuantiosa fortuna, Jho Low tuvo durante varios años una vida llena de lujos y excesos, no muy distinta a la llevada por Jordan Belfort, personaje que inspiró la película sobre corrupción que ahora está envuelto en su propio escándalo de corrupción.
A partir del 2015, 1MDB ha sido investigada por las autoridades de varios países y por la prensa internacional. Se ha reportado que 1MDB fue utilizada por algunos individuos, entre los que están Najib Razak (ex Primer Ministro de Malasia) y el señor Jho Low, para lavar dinero, cometer fraude y malversar fondos. A pesar de que este caso todavía no ha sido resuelto, el diario británico The Guardian lo ha calificado como “el mayor escándalo financiero mundial” ya que se habrían utilizado indebidamente más de US$ 6 mil millones.
Abundan ejemplos de los gastos y excentricidades de Low. Se conoce que obsequió a su amigo Leonardo DiCaprio el Oscar que recibió el actor Marlon Brando en 1955 y cuyo valor supera los US $600.000. También se conoce que, en 2009, en una de sus visitas a Nueva York, a donde viajaba frecuentemente por negocios, pagó una cuenta de discoteca por una suma de US$ 160.000. Además, el señor Low utilizó fondos de 1MDB para financiar la producción de la película “El lobo de Wall Street”, compró apartamentos, mansiones y hoteles de lujo, con la probable intención de lavar dinero.
El caso está siendo investigado en varios países, incluyendo Malasia, Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Hong Kong y Australia. Según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos (“DOJ”), miles de millones de dólares pertenecientes a 1MDB fueron malversados, incluyendo fondos originados de tres emisiones de bonos. Asimismo, Low y el resto de los acusados habrían conspirado para sobornar a funcionarios del gobierno de Malasia para conseguir negocios para el fondo y habrían utilizado el sistema financiero de los Estados Unidos para lavar los activos originados de su actividad ilícita, mediante la compra de lujosos inmuebles en Nueva York y en otros lugares, así como valiosas obras de arte de artistas tales como Picasso o Monet.
Sin perjuicio de que Low ahora es un prófugo de la justicia, el 30 de noviembre de 2018 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos inició una acción judicial para recuperar US$ 73 millones de dólares en fondos asociados a las actividades ilícitas del financista y de 1MDB.
El caso del Lobo de Wall Street Malasio, que parece sacado de una película de Hollywood, demuestra el alcance de las autoridades de los Estados Unidos y su implacabilidad a la hora de perseguir delitos como el lavado de activos o las violaciones al Foreign Corrupt Practices Act (FCPA) mediante el soborno de funcionarios públicos. Este caso también revela que existe amplia cooperación internacional para perseguir y castigar a los culpables del cometimiento de actos de corrupción.
Ricardo Pérez Irarrázaval